Para volar hay que aprender a estar cómoda con la incertidumbre. Viajar sola me provoca mucha incertidumbre, pero también me llena de gran satisfacción.
Realmente, no he conocido mejor sensación que la de saber que cuento conmigo en todo momento, bajo cualquier circunstancia. Confío a plenitud en mi juicio. Ese es el secreto, no tan secreto, cuando me preguntan cómo le hago para viajar sola. Me vuela la cabeza ver cómo mis pies me llevan de un lugar a otro, un paso a la vez. Bien cierto ese ingenioso decir, si estuviéramos destinados a permanecer en el mismo lugar, tendríamos raíces en lugar de piernas. Pero en la vida todo está en constante movimiento, y nosotras no somos la excepción.
Viajar es conocer otras maneras de ser. Una forma de re-descubrirnos fuera de los espacios que frecuentamos. Cuando exploramos las peculiaridades de una cultura diferente, nace un nuevo aprecio por la diversidad de vida. También nos llenamos de gratitud al pensar en nuestra propia cultura.
Llegar a un país ajeno, interactuar con su gente, alimentar la curiosidad, expandir tu lexo verbal y corporal, todo lo que hagas y todo lo que vivas durante tu estadía, enriquecerá tu experiencia humana y tu forma de moverte en esta vida. Abrirte a nuevas experiencias en contextos desconocidos es manifestar seguridad, amor y libertad. Al final, es un intercambio. Tú te llevas un pedazo de ese lugar, y con suerte, las personas con las que interactuaste, se quedan con un pedazo tuyo. Es muy bonito. Finalmente te sientes parte del “club” de mujeres atrevidas e imparables (aunque realmente no hay ningún club). Y luego caemos en tiempo. Hay tanta cultura como hay países, y tantos mundos como cabezas. Y acabamos de adentrarnos en ellos.
Si alguna vez te has preguntado cómo es que las mujeres hacen para viajar solas, la respuesta es que probablemente han vivido esto, y han encontrado valor en ello. Creo que viajar sola es un acto de amor. Y sabes qué, no es difícil. Tampoco necesitas quebrar tu bolsillo.
Como todo lo que nos proponemos, las ganas de querer deben superar los miedos. Sin embargo, no siempre he sido así, atrevida. La comodidad de estar con una misma se gana con el tiempo. Es un proceso, con un resultado poderoso, pero igual un proceso.
Sé que hay muchas mujeres que quieren viajar solas y aún no se atreven. A ustedes les digo, escúchense, prepárense, y muévanse a su propio ritmo. La vida no es una carrera, la vida es lo que pasa en el tiempo presente. Ya verás que llegará el día en el que te desprenderás del miedo. Dirás “conmigo hasta el fin del mundo”.
-Emily Marie González (IG: @vidatropical)
P.D.: ¡Viajeras Boricuas! Pendientes al próximo articulo de nuestra querida Emily, donde nos hablará de su experiencia en Guatemala o como ella le llamó "Guatemagia".